Storytelling cuántico

Siempre me cautivó la física, ya que activando nuestra curiosidad para entender cómo funciona el universo, damos rienda suelta a nuestra imaginación y pregunta tras pregunta también es muy probable acercarnos cada vez más al “por qué”, ahí donde la física comparte sus principios con la filosofía, la neverending story más entretenida está más que garantizada.

Si algo tienen en común la física, el marketing, la comunicación y el branding es que son sumamente complejos. Tratan de resolver problemas a base de imaginación retroalimentada gracias a esa curiosidad tan nuestra, tan humana y a veces tan sorprendente.

Os planteo el siguiente ejercicio de visualización ¿Preparados? Abramos los ojos y exploremos, al igual que hacemos con el universo, el marketing, la comunicación y el branding más allá de los límites del cuadro de mandos de ventas o de negocio, así nos lo tomaremos todo con más grandeza y como algo ampliamente capacitado para practicar y desarrollar un capitalismo consciente que proteja el planeta Tierra y la humanidad. Esto también lo une a la física. De hecho, veremos que también ahí comparte su razón de ser con la física, ya que hoy en día, por ejemplo, uno de los mayores retos no es apostar por la tecnología cuántica, si no por la ética adecuada sobre para qué vamos a utilizar esa opción tecnológica. Dicho de otro modo grande y breve: “Nuestro futuro es una carrera entre el poder creciente de nuestra tecnología y la sabiduría con que la usemos. Asegurémonos de que gane la sabiduría.” tal y como nos recomendó Stephen Hawking.

Ahora bien, de todas, hay una que se merece una mención especial ya que si es entendida y compartida puede aportar muchísimo a nivel de toma de decisiones estratégicas en el área de marketing y comunicación. ¿Su genio? Richard Feyman, el físico que recibió el premio Nobel en 1965, es el creador de la teoría de las historias posibles, según él el universo tiene múltiples historias y el reto está en determinar y asignar una probabilidad a cada historia.

Teniendo muy clara esta teoría física, siempre que nos enfrentamos a un reto de marketing, comunicación o branding debemos en una primera fase activar toda la curiosidad del equipo implicado como trampolín de la imaginación para así definir cuáles son esas historias posibles que nos permitirán desplazarnos del punto A donde nos encontramos actualmente para poder alcanzar el punto B, es decir: lo deseado.

Una vez tengamos ese listado bien documentado y contado – ¡Ojo! Cuando digo contado me refiero tanto a nivel cuantitativo numérico como literario poético, en esto la excelencia de ambos será imprescindible y clave. – deberemos analizar en detalle cuál será el impacto de cada una respecto a los objetivos que nos hemos marcados faseados en el tiempo según nuestros recursos. Así podremos ponderar y asignar una probabilidad de éxito a cada una de estas historias, soluciones potenciales.

Pronto nos daremos cuenta de que los más difícil es elegir. Elegir entre dos historias que aparentemente tienen la misma probabilidad de éxito, ya que estaréis de acuerdo conmigo que no hay nada más llevadero que el poder elegir (huir) entre lo malo y lo bueno, pero cuando se nos plantean dos opciones aparentemente positivas, en ese momento la historia cambia ¿con cuál quedarse? La respuesta lleva el mismo título que la autobiografía de Gabriel García Márquez “Vivir para contarla”, pues eso, habrá que vivir para contarla ya que cada vez más la tecnología y el auge de la comunicación sobre todo en un mundo más en modo remoto que nunca, nos llama a contar e interactuar a la vez. En este caso, las historias elegidas serán afectadas, empujadas o rechazadas por la Ley de la Relatividad y el Principio de Incertidumbre. Solo la experiencia, el tirarnos a la piscina, nos dirá si el agua es de nuestro agrado.

De todos modos, tranquilos, más allá de que la incertidumbre sea trending topic, hay algo muy cierto: para alcanzar los retos planteados a nivel de negocio, hoy en día, hay que fijarse muy bien en el estado físico de la historia que estamos contando a nuestra comunidad (empleados, proveedores, consumidores, seguidores etc.) para que cada vez sea más cuántica y que nunca nos tachen de cuentistas. Esto solo es posible gracias a la sabiduría más imaginativa que trabaja de manera ambidiestra para aportar valor e impacto real. ¿Algún voluntario con buena voluntad? Brhands está a favor de una estrategia cuántica que puede ser todas las historias posibles, menos una: la cuentista.

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